A 90 AÑOS DE FORJA

Cuando la Realidad clama por la Idea

por Fabricio Loja García *

El 29 de junio de 1935 nacía FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), una agrupación que, desde las entrañas del radicalismo, se rebelaba contra la entrega nacional y la claudicación política de su propia dirigencia en plena Década Infame. Bajo la consigna fundacional “Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre”, FORJA se convirtió en la voz lúcida y combativa de una generación que buscaba recuperar la soberanía nacional y la dignidad popular perdida tras el golpe de estado de 1930.

Manuel Ortiz Pereira, Gabriel del Mazo, Homero Manzi, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros, protagonizaron esta gesta intelectual y militante. Influenciados por el legado yrigoyenista, pero decididos a ir más allá, denunciaron la dependencia económica estructural del país hacia Gran Bretaña y la complicidad de las élites locales. Un joven oficial, Juan Perón, lector atento de sus Cuadernos, recogió esa demoledora crítica y comenzó a proyectarla para su futura acción política. FORJA fue “las armas de la crítica” que antecedieron a la Revolución Justicialista que una década después, coloco al pueblo trabajador en el centro del proyecto nacional.

Hoy, cuando las ideas libertarias impulsadas por Javier Milei niegan la Nación como destino compartido y reducen lo público a un obstáculo, actualizar el legado de FORJA se vuelve urgente. Recuperar sus textos es pensar en una realidad con los pies en la tierra y el oído en el pueblo, pero fundamentalmente estando alejados de los discursos globalistas, el iluminismo antirreligioso y los despotismos ilustrados que colonizan hoy los debates y las agendas partidarias.

Lamentablemente durante años desde el espacio popular, se citó a FORJA sin leerlo y muchas veces sin aplicar sus enseñanzas. Su pensamiento fue desplazado en muchos casos hacia el análisis sobre figuras como Martínez Estrada, Milcíades Peña, Victoria Ocampo o Ernesto Laclau; todos esfuerzos más cercanos a la búsqueda de relativismos sin certezas que a una praxis política operativa. Esta omisión revelo una nueva simulación intelectual, donde el análisis del discurso diletante sustituyo al necesario pensamiento transformador.

FORJA pensó proponiendo temáticas concretas: petróleo, banca pública, infraestructura, modelo productivo, relaciones internacionales, desarrollo energético. También interpeló el rol de la Universidad en el destino nacional. Su clave matricial era clara: entender a la política como realización, como intervención sobre conflictos; interpretación de intereses y batalla contra los sistemas de creencias cosmopolitas.

En tiempos de fragmentación social y desarraigo territorial, el legado forjista nos invita la pensar la soberanía nacional en temáticas estratégicos como: la Defensa Nacional, el desarrollo de la Energía Atómica junto al uso responsable de nuestro Patrimonio Natural y fundamentalmente la construcción de fuentes de trabajo para quienes habitan este suelo. Sin estos pilares, no hay Nación. Porque la Nación no se proclama, es una construcción histórica vivencial que exige ideas situadas, conducción aglutinante y sobre todo coraje político.

Si los “pueblos como las organizaciones no valen por su número, sino por capacidad política y formación de sus cuadros dirigentes”, el nuevo compromiso militante debe pasar por reflexionar y proponer soluciones realistas con categorías propias. Que ante la gran apatía de parte de la población entienda también que como el Coronel de la novela: “No tiene quien le escriba”, y en nuestra actual coyuntura menos interprete.

Sostenía por esos años Arturo Jauretche que: “Antes del tornado se produce el vacío. Así pasa con las revoluciones; es en el momento de máximo descreimiento que se dan las condiciones para en nacimiento de una nueva fe”. En esta tónica, la convocatoria hacia las nuevas generaciones nos impone un mandato histórico y un trabajoso, pero epopéyico sendero, dándole contenido material a aquella consigna Forjista: “La juventud tiene su lucha, que es derribar a las oligarquías entregadoras, a los maestros que desorientan y a los intereses extraños que nos explotan”.

* Fabricio Loja García es Politólogo – Docente UNR