Espacios verdes urbanos como alternativa sustentable de infraestructura de drenaje pluvial

El Caso de Ciudad de Rosario, Argentina

Por Erik Zimmermann*

Los espacios verdes cumplen un rol relevante en la dinámica hídrica de los territorios urbanizados dadas sus condiciones de permeabilidad. Entre sus efectos positivos deben mencionarse la captura de la escorrentía y un mejor funcionamiento de la infraestructura pluvial. En el caso particular de la ciudad de Rosario, se ha evaluado la incidencia de los espacios verdes urbanos y periurbanos en la dinámica hídrica de sectores ubicados al norte, noroeste y sur del casco urbano sobre el valle de inundación de los arroyos Ludueña y Saladillo. El procedimiento se basó en la reestructuración de métodos clásicos aplicados en la ingeniería y el análisis de imágenes satelitarias junto a la propuesta de diferentes escenarios de uso de suelo con base arquitectónica de planificación territorial. La conclusión general alcanzada permite detectar que aumentos adecuados de superficie con cobertura vegetal reducen significativamente el riesgo de inundaciones en los sistemas urbanos. En los casos analizados, se deduce que un escenario que respete las áreas no urbanizables y considere tanto la optimización de los espacios verdes existentes como la aplicación de usos de suelo y tipologías edilicias eficientes, permitiría evacuar excedentes pluviales futuros con la misma infraestructura existente, albergando mayor población.

Los actuales procesos de urbanización producen una acelerada reducción de la superficie de suelo con cobertura vegetal y el consecuente aumento de los riesgos de anegamiento e inundación, asociados a la insuficiencia de la red pluvial (la infraestructura de conductos y canales que permiten evacuar las escorrentías de las lluvias) existente. Ante el aumento de la pavimentación y de las lluvias intensas conforme a escenarios de cambio climático, la escorrentía en cuencas con proceso de urbanización se va modificando, presentando mayores caudales y llegadas más rápidas a medida que la impermeabilización del suelo aumenta. Este estudio realizado analizó la incidencia de la impermeabilización del suelo sobre los servicios hidrológicos que prestan los espacios verdes en términos de disminución de riesgos de inundación y ahorro de costos sociales y económicos.

Durante las dos últimas décadas se ha intensificado la impermeabilización del suelo en la región metropolitana de Rosario (y en general en las grandes urbes), debido al avance no solo de la frontera urbana dispersa sobre los vasos de inundación de arroyos y canales sino también de la frontera agraria extensiva en áreas rurales, ocasionando, a raíz de las lluvias intensas, inundaciones en distintas localidades del Área Metropolitana de Rosario. Ambos procesos continúan su progresión, incrementando los riesgos. La demanda de nueva infraestructura es, en este sentido, constante y su construcción sumamente complicada por lo que nunca se llegan a anular los riesgos reales en tiempo y forma.

La cuenca de aporte del Arroyo Ludueña abarca un área total de 700 km2 sobre la que se asientan localidades como Zavalla, Funes, Roldán, Ibarlucea, Pujato, etc.. El valle de inundación del arroyo ha ido ocupándose ya sea de forma irregular o legal o a través de urbanizaciones sin considerar el riesgo existente en el área y aguas abajo, con mayor expansión, desde hace ya varias décadas, sobre el frente territorial oeste. La lógica del proceso inmobiliario sobre estos suelos no aptos es conocida: suelos con riesgo de inundación de bajo valor inmobiliario por su incapacidad para la urbanización y, en su gran mayoría, afectados por normativas regulatorias[1] , los cuales son adquiridos y dotados de infraestructura básica para el desarrollo de barrios cerrados y abiertos bajo reglas de excepcionalidad. Estos procesos constituyen un buen negocio para los inversores y un gran problema para los sectores consolidados circundantes y la ciudad en su conjunto. En el municipio mencionado, si bien existen desde 1988 ordenanzas de regulación de suelos inundables, la urbanización continuó su curso sobre los mismos, haciendo caso omiso al riesgo existente.

Cabe mencionar que, tras la impactante inundación de 1986, se construyó una presa de retención de crecidas, hecho que desencadenó un incremento significativo de la urbanización en las áreas periurbanas localizadas en la cuenca baja y afectadas por los frecuentes desbordes del arroyo y sus afluentes. No obstante, después de su construcción, se inundaron diversos sectores residenciales durante los años 2007, 2009, 2012 y 2014, incluyendo algunos que no habían sido alcanzados por el agua en situaciones anteriores. Se muestra abajo la reducción progresiva de áreas no urbanizables reguladas por normativa de inundación, así como la ocupación de estas por medio de mecanismos informales o formales de excepción.

Porcentajes de Suelo Ocupado por Zonas Reguladas en Planicies de Inundación del Arroyo Ludueña en Rosario, Argentina

Nota. Adaptado de Escorrentías pluviales y regulación del suelo en el municipio de Rosario [ponencia[2] ] (p[3] . [4] ), por Zimmermann y Bracalenti, 2012, VI Jornadas de Ciencia y Tecnología 2012. Secretaría de Ciencia y Técnica. Universidad Nacional de Rosario.

 Además del avance de la urbanización, existen otras evidencias físicas que indican que el nivel de protección ante inundaciones ha descendido respecto de lo que fuera previsto en los años de 1986 a 1988. La conjunción de factores tales como los procesos de urbanización, las canalizaciones para el drenaje de bajos naturales y las modificaciones en las prácticas de uso de las tierras rurales (sojización, disminución de la capacidad de absorción del suelo) están produciendo un paulatino aumento de los caudales de escorrentía superficial, así como del volumen escurrido para lluvias de igual magnitud. Como consecuencia de estos procesos se evidencia un mayor impacto en las zonas urbanas de la cuenca baja (p.ej. barrio Empalme Graneros).

Una de las mayores evidencias de este sistemático incremento de caudales es el progresivo aumento de la capacidad de evacuación de los conductos en los que el Arroyo Ludueña descarga en el río Paraná. En la década de los 40’s, se necesitaron conducciones cerradas para entubar para un caudal de diseño de 100 m3/s. En los 60’s, se tuvo que incrementar a 180 m3/s. Después de la inundación de 1986, el caudal de diseño trepó a 330 m3/s, además de la construcción de la presa de retención de crecidas entre Pérez y Funes. En el año 2007, habiéndose construido todas las obras proyectadas, el arroyo llegó a 50 cm de su nivel de desborde en Empalme Graneros. Tras posteriores estudios, se concluyó que para restaurar la seguridad hídrica es necesario dotar de un caudal de diseño cercano a los 450 m3/s.

Para los estudios mencionados en las áreas urbanas, los escenarios impermeabilizados, que seguirían en un futuro la tendencia actual, suponen aumentos de la escorrentía entre un 10 % y un 240 % (en promedio un 30 %), reduciendo considerablemente el nivel de protección frente a inundaciones ya que con la infraestructura de drenaje existente no se lograrían evitar anegamientos. Estos aumentos de la impermeabilización implicarían riesgos de inundación cuatro veces mayores en términos medios. Una situación que obliga a una necesaria y relevante reinversión en infraestructura pluvial urbana para retornar a los niveles de seguridad originales.

La proposición de un escenario verde (no urbanizar las áreas no-urbanizables, techos y veredas verdes en algunos sectores, etc.)  implicaría, en el caso de mayor perjuicio, sostener las escorrentías actuales y en algunos casos una reducción del 10 %. Con la infraestructura de drenaje existente los riesgos de inundación se reducen en término medio un 3 % respecto al original, considerando, además, una mayor población ocupando los espacios urbanos estudiados.

* Erik Zimmermann es docente de la Facultad deb Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR e investigador de CONICET