Por Hugo Olguín *
La fraseología de Milei de que se auto percibe “…un topo que pretende destruir el Estado…”, en realidad esconde que, previamente, lo está utilizando para fundar un modelo de funcionamiento de la economía profundamente regresivo, exclusivo y concentrado, empleando a la moneda nacional como uno de sus vehículo se intentando colocarla en el imaginario colectivo como un instrumento deleznable[1].
Al respecto, este artículo se centrará en explicar simplificadamente el ardid monetario empleado a ese fin, durante los seis meses de su mandato, respecto de tres variables clave: reservas internacionales brutas, pasivos monetarios del Banco Central y sus vínculos con el progresivo endeudamiento del Estado Nacional.
La propuesta se desarrolla a través de los siguientes puntos: la descripción de la evolución de la relación entre el pasivo monetario y las reservas del Banco Central; la significancia económica de ambos componentes, asi como también de la intervención del Estado nacional mediante la emisión de nuevos instrumentos de deuda; dedicando, finalmente, un espacio para las conclusiones.
Pasivos monetarios y reservas internacionales
Los pasivos monetarios del Banco Central comprenden, por un lado, el denominado pasivo no remunerado, tal como la base monetaria -formada por la cantidad de dinero circulante más los depósitos que el sistema bancario tiene en el Banco Central- y, por otro lado, el pasivo remunerado, integrado por los los títulos de deuda emitidos por la autoridad monetaria, -tales como Leliqs y Pases, entre otros-, así como los pasivos en moneda extranjera utilizados para el pago de la deuda de los importadores -como el Bopreal-.
De este modo, el cociente entre el total de estos Pasivos del Banco Central dividido por las Reservas Internacionales, indica la relación entre la deuda monetaria relevante –remunerada y no remunerada- respecto de las divisas disponibles, con lo cual cuanto mayor es el coeficiente, más aumenta el riesgo y viceversa; la evolución del indicador aparece en el renglón 6 del Cuadro 1 siguiente.
Hacia mayo se advierte una disminución abrupta del indicador que puede ser el resultado, obviamente, matemático –pero con definida significancia económica- de alguna de estas posibilidades: se ha producido una disminución de la deuda y/o un aumento de las reservas; para ello, veremos en los siguientes puntos, lo sucedido con la evolución de ambas variables en forma separada.
¿Qué pasó con la deuda del Banco Central?
Deteniéndonos en la deuda remunerada en moneda nacional durante el periodo –que es la que el gobierno pretende “limpiar”-, se puede visualizar su comportamiento en la columna 5 del siguiente Cuadro 2:
Más allá de algunos altibajos, la deuda disminuyó significativamente en mayo, ocurriendo ello por la influencia que tuvieron dos de sus principales componentes que son los instrumentos denominados Pases Pasivos–ver columna 2-, que bajaron un 43%, como con las Leliqs y Notaliqs –columna 3- que en marzo desaparecieron del balance; es decir, se pagó una parte importante del pasivo remunerado en moneda nacional.
¿Qué sucedió con las reservas internacionales?
El siguiente Cuadro 3muestra que al cabo de estos seis meses, el gobierno emitió $14,6 billones para comprar u$s17.410 millones, pero se quedó, finalmente, con u$s8.091 millones en concepto de reservas[2], sin embargo, el Banco Central captó solo el 46% del total que, aunque contribuyó a mejorar el estándar referido, el gobierno sigue obstinado con la idea de “limpiar el balance del Banco Central”.
Habiendo observado lo que sucedió en estos seis meses de gestión con ambos términos dela formula en cuestión, la pregunta que se impone ante esta “…limpieza parcial…” de deuda, es: ¿se va solucionando el problema?; la respuesta tiene que ver con el siguiente punto.
La solución libertaria.
No solo no se soluciona, sino que empeora; ya que en realidad, se apela al antiguo pero reiterado ardid dela casta neoliberal –en este caso, libertaria- que consiste en sacar a relucir las herramientas conocidas para repartir desigualmente las cargas.
No es magia, sino una material intervención del Tesoro nacional para llevar a cabo esta empresa: es así que, en tanto disminuyeron los pasivos monetarios remunerados del Banco Central, en forma paralela se incrementó el stock en la misma moneda de la deuda del Estado nacional que en abril ascendía a $136billones ya fin de mayo a $159 billones; de ese aumento, $11.8billones neto, correspondió a los nuevos instrumentos de deuda.[3]
¿Qué pasó?
El Tesoro emitió 12 letras denominadas Lecaps[4] que fueron captadas por los bancos entre marzo y en mayor medida, en mayo de 2024, por un valor nominal de $17 billones con vencimientos entre junio de 2024 y marzo de 2025.
Conclusiones
Lo que ha ocurrido es que, en estos seis meses de gestión libertaria, se ha operado –y es decisión que continúe- un cuantioso “pasamanos” de deuda en pesos ya que, ahora, el Estado nacional a través dela Secretaria de Finanzas del Ministerio de Economía, interviene licitando estas nuevas letras del Tesoro, denominadas Lecaps.
Si a algunos les han hecho creer que este proceso no es una estatización de deuda, hay que responder que –en este caso- han sido engañados ya que ahora será el Estado nacional y no el Banco Central quien deberá preverlos pagos de esta deuda con cargo al presupuesto nacional.
No es poco, ya que significará un deterioro aun mayor del ingreso de los jubilados, la reducción del gasto social, las restricciones al envío de fondos a las provincias, el aumento de la presión impositiva a los trabajadores, todo de forma directa y extenuante, para utilizar el “excedente” del ajuste en pagar esta nueva deuda que antes se resolvía–si bien no exento de dificultades-dentro del Banco Central.
Los sectores financieros celebran este triunfo, que embanderan en la hojarasca de la “…mejora en la hoja de balance del Banco Central…”, desatendiendo la economía real y los indicadores socioeconómicos, cada vez más dramáticos.
Todo ello, en paralelo a un vulnerable frente cambiario debido a la escasez de reservas, con las posibilidades siempre latentes de la reversión de la demanda de pesos y mucho más cuando los bancos disponen de un seguro de cobro de estas deudas–denominados Puts de liquidez- que les permite hacerse automáticamente de pesos, algo que por supuesto carece cualquier sector popular y vulnerable en la Argentina.
[1] Javier Milei definió a la moneda “…un excremento…”, diario Clarín, 10 de octubre de 2023.
[2] Vale aclarar que el resto de las divisas fueron utilizadas para pagos de deuda a organismos multilaterales y otras operaciones de venta de divisas del sector público para regular el mercado de cambios.
[3]Operaciones de Deuda Publica. Oficina de Presupuesto del Congreso, mayo de 2024-
[4]Resoluciones Conjuntas de las Secretarias de Hacienda y de Finanzas Nros.19, 21, 25, 27 y 30 de 2024, autorizaron la emisión de Letras Capitalizables en moneda nacional –Lecaps-,.