MALVINAS EN LA RED: LA SOBERANÍA DIGITAL TAMBIÉN ESTÁ EN DISPUTA

Mientras en los foros diplomáticos la Argentina sostiene su reclamo histórico por las Islas Malvinas, en un terreno menos visible pero igual de estratégico —el Ciberespacio— el Reino Unido consolida su control colonial. El dominio de Internet correspondiente al archipiélago, el «.fk», permanece bajo administración británica, en una flagrante contradicción con las resoluciones de Naciones Unidas que reconocen la existencia de una disputa de soberanía.

El caso, poco difundido en, tiene profundas implicancias: en el siglo XXI, quien controla los nombres y territorios digitales también impone relatos, identidad y presencia internacional.

Una norma técnica, una excusa política

La Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), el organismo encargado de coordinar los dominios de internet a nivel global, sostiene su asignación del «.fk» al Reino Unido basándose en la norma ISO 3166-1, que otorga códigos a países y territorios.

Pero esta referencia es meramente técnica: no respeta ni considera el derecho internacional, ni las más de 60 resoluciones de la ONU que llaman al Reino Unido a negociar con Argentina la soberanía sobre las Malvinas. De esta manera, la ICANN se desentiende de su responsabilidad política bajo la excusa de la neutralidad técnica, pero en los hechos avala la ocupación británica también en el ciberespacio.

El dominio .fk: más que una dirección web

El control de un dominio nacional en internet no es un simple trámite burocrático. Significa poseer herramientas de comunicación oficial, representación institucional, proyección comercial y, sobre todo, identidad internacional.
El «.fk» no solo aloja páginas del gobierno ilegítimo británico en las Malvinas: construye sentido, instala una narrativa de «normalidad» colonial, y silencia el reclamo argentino en el escenario digital global. En tiempos donde las fronteras físicas se combinan con las fronteras virtuales, la disputa por los nombres de dominio es una nueva forma de colonialismo.

Soberanía digital: una batalla ignorada

En 2011, la Asociación Argentina de Internautas denunció esta situación ante la ICANN. Exigió la revisión del «.fk» y solicitó que se consideraran las resoluciones de la ONU. ¿La respuesta? Silencio absoluto. Mientras tanto, otros territorios en disputa han recibido tratos especiales:

Sáhara Occidental: su dominio «.eh» permanece congelado, sin asignar a ninguna de las partes.

Kosovo: utiliza «.xk» como código provisorio a la espera de una definición internacional.

Archipiélago de Chagos: su dominio «.io» sigue bajo control británico, aunque la ONU reconoció la soberanía de Mauricio.

¿Por qué entonces las Malvinas no reciben el mismo tratamiento? La explicación es política: el peso histórico y militar del Reino Unido dentro de la gobernanza global de Internet inclina la balanza.

¿Qué implica para Argentina?

El control británico sobre el dominio «.fk» debilita el reclamo de soberanía en tres dimensiones fundamentales:

  • Legitimidad simbólica: en Internet, las Malvinas aparecen como un territorio británico consolidado.
  • Acceso a la información: se restringen o manipulan los contenidos sobre el archipiélago disponibles en la red.
  • Presencia institucional: la Argentina no puede utilizar oficialmente el dominio «.fk» para promover su posición ante el mundo digital.

En términos geopolíticos, esto consolida la ocupación británica en el plano virtual, dificultando aún más las posibilidades de revertir el colonialismo de facto.

El Cibercolonialismo: una nueva forma de despojo

La soberanía ya no se disputa solamente con soldados, barcos o tratados diplomáticos: también se pelea en la Web. Ceder el control simbólico en Internet es abrir la puerta a una «desmalvinización digital», donde generaciones futuras naturalicen la presencia británica en las islas simplemente por lo que ven y consumen online.

En un mundo cada vez más interconectado, donde la identidad de los pueblos se proyecta también a través de sus dominios de internet, permitir que las Malvinas estén bajo control británico en la red es resignar una parte fundamental de nuestra soberanía.

El reclamo por Malvinas debe darse en todos los frentes. También en el ciberespacio.
Porque, como dijimos siempre, las Malvinas son, fueron y serán argentinas. En la tierra, en el mar, en el aire… y también en Internet.