por Franco Agustín Lucietto *
En el mes de octubre fue difundida una noticia japonesa sobre el resultado de un seminario empresarial organizado por la Oficina Económica y de Comercio del Japón destinado al despiece y análisis de los principales modelos de automóviles eléctricos. Vale recordar que esta tradición japonesa del despiece y análisis es hermana de la copia, y ambas fueron pilares de la reindustrialización japonesa de posguerra. La lupa de este seminario se posó sobre las características de la producción de la empresa líder global en venta de estos automóviles, la china BYD. A diferencia de las empresas competidoras esta compañía centraliza casi la totalidad de la producción de los componentes del automóvil y esta sería la fuente de las principales ventajas.
La compañía BYD recientemente anunció la adquisición de la planta de producción de automóviles en San Salvador de Bahía, Brasil, a la empresa norteamericana FORD y la localización en otras áreas: en México, destinada al mercado norteamericano; en Hungría y Turquía, destinadas al mercado Europeo; Tailandia, para el sudeste asiático y Uzbekistán en Asia central. La elección de los países evidencia pasos en dirección a caminos consolidados, basados bajo criterios geopolíticos en países con creciente cooperación y enorme potencial en la dimensión estratégica militar. No obstante, el criterio comercial evidencia el objetivo principal de conquistar los mercados de automotores que durante más de un siglo ocuparon las firmas líderes de origen norteamericanas, europeas, japonesas y coreanas. El criterio de BYD probablemente traducirá una alquimia particular para cada caso, pero basado en las características productivas que, según los japoneses, sirven a aventajar a sus competidoras. Una de ellas, la empresa alemana Volkswagen, anunció el cierre de al menos 3 de sus fábricas y el despido masivo de sus empleados en territorio teutón. La Mercedes Benz, otra empresa alemana en profunda restructuración, anunció su retiro de Argentina luego de más de 70 años, previendo la liquidación de su planta en González Catán, donde supo producir automotores de uso civil y militar.
El conflicto en Ucrania de sus regiones separatistas finalmente escaló e integró en sus fronteras a Rusia y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, mutando el escenario global de “Guerra Comercial” hacia otro mucho más complejo con la novedad de una confrontación militar directa entre potencias militares y económicas por un espacio geográfico clave. El reciente anuncio de Rheinmetall del establecimiento de joint ventures con el Estado ucraniano y en territorio ucraniano para la producción de sistemas de armas devela la estrategia de profundizar la integración productiva alemana hacia Europa oriental. Sin embargo no queda claro como resolverá de fondo los problemas de productividad en la industria alemana, producto del colapso de los acuerdos energéticos con Rusia, que explican en parte el paso forzado hacia la reestructuración de sus empresas emblemáticas como las ya mencionadas Volkswagen o Mercedes Benz.
El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos quizá modere la confrontación en Europa oriental, pero muy probablemente re-intensifique la ofensiva contra China, tal como advierte la persistencia de la estrategia norteamericana en el desarrollo de la AUKUS (el corazón de la estrategia militar en el indo-pacífico compartida con Australia y Reino Unido) o en la dimensión estratégica de la política industrial norteamericana con la persistencia en la repatriación de medios de producción y la reorientación del flujo de capitales hacia Estados Unidos.
Por lo tanto, ante la percepción fundada de una posible multiplicación y escalamiento de los conflictos militares, las grandes empresas transnacionales dan cuenta del reflejo anticipatorio con la reorganización en el plano logístico y productivo con un fuerte apalancamiento en la protección y la participación de los Estados.
* Franco Agustín Lucietto es profesor de Historia graduado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y magister en Defensa Nacional por la Universidad de la Defensa (UNDEF)