Bruno Nápoli, coautor del libro “La dictadura del capital financiero”, estuvo invitado por el Instituto terciario Nº 22 Maestro Addad, en Fray Luis Beltràn, analizando el pasado y las características de la actual política.
“No se sabe bien cómo va a terminar este plan económico que hacen a los tropezones, con parecidos a los 70 y a los 90, pero esta vez sin dólares”.
La descripción corresponde a Bruno Nápoli, investigador, docente e historiador económico, coautor de “La dictadura del capital financiero”, una reconocida investigación sobre la complicidad de las elites económicas con la última dictadura militar.
Desde esa experiencia, el también autor de “En nombre de Mayo, un impresente político”, analizó el hilo que une al actual programa de gobierno con otros momentos de la historia argentina. Y ausculta la paradoja de que las políticas de nuevos regímenes se repongan como consecuencia del cimbronazo político protagonizado, en buena medida, por una suerte de rebeldía generacional.
De esos temas habló Nápoli con un auditorio muy concurrido de jóvenes que asistieron a su charla en el Instituto Superior Nº 22 de Fray Luis Beltrán, contó la importancia del contacto cotidiano con esta generación para entender las «nuevas formas económicas y políticas», mencionando que lo nuevo es lo que se ha olvidado.
Por caso, Nápoli estudia hoy la relación de las fintech con los jóvenes y el mundo del trabajo informal. “Es muy interesante esta forma de nueva economía ya que muchos jóvenes que no logran calificar para una carpeta bancaria, sí tienen tres aplicaciones financieras”.
Lejos de la tecnofobia, llamó a tomar en cuenta los cambios políticos que genera una forma de pensar las cosas desde el teléfono. “La gestualidad económica te cambia la gestualidad política”, y esto es una señal que la clase política aún no logra incorporar.
El investigador recordó un dato que surge de sus investigaciones en la Comisión Nacional de Valores (CNV) y del Banco Central de la República Argentina (BCRA) que hace 50 años había 120 bancos en Argentina para 23 millones de habitantes, mientras que hoy hay 60 para 47 millones. “Se concentraron todos los instrumentos financieros en cada vez menos bancos”, describió. Pero esa concentración “no genera inclusión financiera porque no tenés créditos blandos ni carpetas que apliquen en un país con la mitad de la población trabajando de forma irregular”. En cambio, a este mismo sujeto, la fintech “le acepta el dinero y le permite pagar, comprar, transferir, tener un seguro, algún crédito”.
En la pandemia, cuando la informalidad se mostró en su totalidad, se pasó de 20 fintech a casi 300. “Es interesante ese proceso porque ahí hay una forma de ciudadanía diferente”, dijo Nápoli, para quien “es muy potente que una persona que tiene un trabajo informal de golpe pueda tener una o dos cuentas y un plástico en el bolsillo con el cual poder pagar”.
No es bueno, aclara, desde el punto de vista de que el sector está menos regulado que los bancos. Pero responde a una necesidad que el sistema financiero tradicional no atendió porque “es cerrado y se dedica a otros negocios, fundamentalmente al de las deudas grandes y algunos de la deuda con el Estado”.
En cambio, hoy “hasta el vendedor de la calle tiene Mercado Pago”, abriendo un “ formato de inclusión que no es positivo ni negativo, simplemente está sucediendo”.
“En parte puede generar cambios en tus formas políticas de ver la situación, sobre todo la autodeterminación de muchos que se perciben emprendedores, independientes, por fuera del Estado, aunque no lo sean”, señaló.
La coincidencia de este usuario con el sujeto que protagonizó el cimbronazo de la política argentina “se da en un contexto, de deterioro de 12 ó 15 años en la economía argentina, en el que muchos chicos lo único que vieron es que el país no crece, que sus viejos tienen problemas económicos y que hay inflación”. Es decir, “no se volvieron derecha, simplemente reaccionaron a lo que vieron desde que tienen 10 años”.
Estos nuevos tiempos políticos trajeron viejos regímenes. Nápoli explora el hilo que une la actual política económica con otros momentos históricos. “Los planes de este gobierno son parecidos a los de los 70 y 90 pero sin dólares, se puede comparar sin ningún problema a este gobierno con la dictadura, porque además es una reivindicación que ellos hacen muy orgullosamente”, señaló . Y recordó los discursos de febrero de 1977 de Martínez De Hoz, cuyas frases “son casi calcadas por Javier Milei”.
“No son lo mismo que la dictadura, por supuesto, pero se pueden comparar tranquilamente porque sí hacen reivindicaciones explícitas de planes económicos y políticos que fracasaron como los de los 70 y como los de los 90”.
Incluso, el viaje en el tiempo va más allá. “Hay un discurso fenomenal de Frondizi de 1958 muy parecido a un discurso de Milei, en el que antes de anunciar un aumento del transporte y los servicios públicos, alude a que estamos viviendo en una farsa con precios dibujados”. Aquello no funcionó y se terminó firmando el primer stand by con el FMI.
El mismo régimen de grandes inversiones, que se acaba de aprobar, tiene sus antecedentes. “Frondizi, por ejemplo, tuvo una política muy parecida, Onganía, Martínez de Hoz y el peronismo de los 90 también lo tuvieron”. Es un régimen, aclaró, “vergonzoso que, va a generar inversiones muy chiquitas en un ámbito, como el del subsuelo, que genera muy poca mano de obra”.
El historiador subraya que “los datos históricos están, solo hay que tomarse el trabajo de mirarlo”. Algo que, señala, “quizás no le puedo pedir a un chico de 15 a 20 años aunque sí a personas de 40 , habría que exigir que se estudie un poquito más de historia porque esto ya pasó y no funcionó, pero el discurso fue el mismo”.
¿En qué punto se cortó esta correa de transmisión? Nápoli trabajó durante muchos años en la Comisión Nacional de Valores (CNV) investigando en los archivos la complicidad de grupos empresariales con la dictadura.
“Cuando estudiamos el sistema financiero durante la dictadura lo que vimos es que todo lo que se rompió ahí ningún gobierno de la democracia lo arregló, no modificó el formato de desindustrialización y de acumulación financiera, nadie cambió la ley de entidades financieras de 1977, que todavía regula a los bancos tradicionales y que, como vimos en los archivos, surgió de las discusiones entre militares y banqueros para concentrar en pocas manos el sistema financiero, terminando con las cajas de ahorro”, señaló.
Las consecuencias que dejó ese proceso se siguen viendo más de cuarenta años después. Incluso, actualmente, en un momento en que “los actores económicos de la Argentina están cambiando aceleradamente”.
“Hoy tenemos otro tipo de trabajadores, trabajadores informales siempre tuvimos pero también ahora están los trabajadores informales que cobran en dólares y ganan mucho dinero siendo monotributistas y vendiendo servicios tecnológicos al exterior”, describió. Esto en el marco general de “una miseria extendida”.
“Es un escenario muy complejo y es una pena en un país con tantos recursos, en una de las cuatro regiones en el planeta Tierra que produce alimento y energía en demasía y con muy poca población”.
Visión sobre el plan económico
En lo inmediato, el panorama no pinta alentador. “Estamos sin un plan económico, el único objetivo es desacelerar la inflación, lo cual sería muy positivo si fuera cierto, pero ocurre que no está bajando porque los productos siguen subiendo y sobre todos los básicos, como la manteca, la leche”, dijo.
Y la desaceleración que refleja el aumento del IPC está asociada a “un dólar atrasado que en algún momento va a estallar porque no hay plan para contener eso”.
No es que Nápoli apoye una devaluación. “No cobro en dólares, ni exporto nada con lo cual para mí que esté barato es mejor pero para los exportadores no y a los efectos de las arcas del Estado, es un problema”. La cuestión, consideró, es que el gobierno “no tiene plan para contener la inflación” derivada de una corrección cambiaria.
De hecho, “devaluaron en diciembre del año pasado de una manera exagerada y no tuvieron una política de ingresos que pudiera frenar los precios especulativos”. Por eso, en materia económica, ve “un camino tortuoso en términos económicos sin un plan claro y sin políticas de contención clara”.
“Con la incertidumbre de estos momentos por ahora nadie puede predecir que pasará, solo veo un plan que van haciendo a los tropezones”, dijo.