Por Verónica Sforzin *
La capacidad de Estados Unidos de exportar la ideología del tecnolibertarismo se encuentra intrínsecamente relacionada a su capacidad de subordinar países y regiones a sus intereses geopolíticos. Esta ideología permite el sostenimiento de situaciones de subordinación económicas sin precedentes históricos. Basada en una ética que fomenta el consumo compulsivo, la irracionalidad en las relaciones sociales y la especulación en la economía, así como la libertad individual y la centralidad e la tecnología como baluartes que impiden el lazo social, esta ideología se difunde y sostiene mediante el sistema tecnológico anglosajón.
El andamiaje tecnológico genera un maravillamiento por sí solo, encandila a muchos cuadros políticos y el fenómeno del fetiche de la mercancía se continúa reproduciendo en un sistema económico andrajoso y maloliente. Para los países y los cuadros que no les alcance el fetiche, se despliega un sistema de presiones y lobbys para lograr acuerdos económicos que beneficien a los grandes del Silicón Valley, como lo estamos viendo en la Argentina a partir del gobierno libertario de Javier Milei.
Mientras la expansión de las corporaciones del Silicón Valley va de la mano de la ideología tecnolibertaria y su ética financierista e hiperindividualista; China, mediante los BRICS Plus, y demás estrategias internacionales, propone relaciones basadas en nuevos parámetros éticos, teniendo como ordenador la definición de un futuro común, de una comunidad de destino compartido para la humanidad (Schulz, 2023).
Esta concepción sostiene la diversidad cultural y la unidad a partir de reconocer y jerarquizar los organismos de integración regional, como es el caso de la UNASUR, el CARICOM y de la CELAC en América Latina y el Caribe. Mientras que la unidad esta otorgada por el destino común, un destino en donde hay lugar para todos, sin homogeneización como es la tendencia del globalismo financiero especulativo anglosajón.
Mientras la ética tecnolibertaria se basa en el individuo, la ética de los BRICS, plantea la comunidad global y las regiones como la unión en la diversidad para la prosperidad común, poniendo en el centro las necesidades del ser humano en comunidad.
China “vuela por los aires” el tablero de las relaciones internacionales de los últimos 50 años y plantea como sostén de las mismas la concepción de que pueden establecerse relaciones comerciales y económicas que beneficien por igual a los actores involucrados. Esta nueva perspectiva rompe con las relaciones basadas en la fuerza (militar, financiero, tecnológico) que sostiene el sistema colonial actual, en donde el más fuerte “se lleva todo”. La concepción del “ganar – ganar” queda plasmada en la Ruta de la Seda Digital, en donde los países que participan hacen transferencia de tecnología, algo que Estados Unidos no permite desde los años ’70 (Sforzin, 2022).
Se demuestra en la práctica que hay otros caminos posibles al de la subordinación de la tecnología a la lógica del capitalismo financierista especulativo, creando nuevos patrones y nuevos medio ambientes tecnológicos basados en una ética comunitaria (Schulz – Sforzin, 2023).
En este marco, la transición tecnológica en curso dispone el reacomodo del tablero internacional desde una situación dual de tendiente bipolaridad tecnológica (Sforzin, 2022) hacia una creciente multipolaridad en la distribución del poder global (Colombo y De Angelis, 2021). En el marco de la transición hacia un nuevo paradigma tecnoeconómico, basado en el desarrollo productivo y no en la especulación financiera y la manipulación social; y del proceso de consolidación como potencia regional y mundial de China. El centro de los conflictos por la hegemonía internacional se encuentra en la batalla por el dominio científico-tecnológico.
Es necesario discutir desde el Sur Global los dilemas éticos y políticos en el desarrollo de la tecnología, que conformen el sostén de una ideología popular, materialista, humanista, empática, para no quedar subordinados a esquemas extranjerizantes. La batalla contra la cultura del tecnolibertarismo se está librando abiertamente y el Sur global necesita de una materialidad y una ideología que construya cohesión, unidad y convicciones y generen las condiciones de apropiación, transformación e invención comunitaria (no individual) de la tecnología. Los parámetros de una práctica ética en los que se sostiene la materialidad tecno científica son un ordenador de las reglas de juego y una guía para nuestro propio camino.
En el discurso del Papa Francisco en el G7, en junio del 2024, expuso acerca de la Inteligencia Artificial (IA) y estableció a la misma como un instrumento del ser humano, complejo y con características específicas y excepcionales que lo está modificándolo todo. El desarrollo de la técnica y la tecnología es parte del devenir del ser humano y nos ha constituido, para Francisco “La tecnología es así una huella de nuestra ulterioridad” (Papa Francisco, 4 de junio de 2024)
Así la ética aparece como necesidad para establecer parámetros comunes y una política común. Una política común que solo es posible si lo humano sigue en el centro de nuestras civilizaciones, lo humano en tanto constructores y decisores.
Así Francisco propone la “algorética” en el 2020 como una mirada original y propia que redimensiona el desarrollo tecnológico capitalista.
En el término “algorética” se condensa una serie de principios que se revelan como una plataforma global y plural capaz de encontrar el apoyo de las culturas, las religiones, las organizaciones internacionales y las grandes empresas protagonistas de este desarrollo. (Papa Francisco, 4 de junio de 2024)
Este es un posicionamiento ontológico, en el que, siendo consiente del giro cognitivo que se está produciendo por la relación humano – maquina (humano – computación, humano – IA), se sostiene la posición de que es el ser humano en comunidad el que sostiene los mecanismos técnicos y tecnológicos que continúen estableciendo las decisiones respecto del que, para qué y cómo.
Situación que implica una nueva constitución del ser humano en su dignidad frente a una tecnología compleja, ubicua y abarcativa, aquí podríamos problematizar la necesidad de una política y una tecno política, que implica conocimiento y transformación sobre el medio ambiente digital.
Los ecosistemas tecnológicos anglosajones monopolizados por corporaciones privadas quienes responden a la geopolítica estadunidense intentan imponer la idea ontológica de que es solo (y solo sí) a través de la tecnología que resolveremos los problemas de la humanidad, enmarcados en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU.
Si es la tecnología lo que es capaz de resolver los problemas sociales, deja de serlo la política, la tecno-política y lo humano, imponiendo así la tecnología como fetiche. La tecnología aparece despojada de sus orígenes culturales, sociales y económicos y se instala como un objeto/medio ambiente con capacidades mágicas y externas a las relaciones sociales. Siendo solo en su especificidad histórica, cultural y económica que podemos dimensionar sus potencialidades y sus límites como metateorias transformadoras de lo social.
Se produce un corrimiento, una negación del ser humano en comunidad, por los tiempos y modos de una tecnología al servicio del capital. La imposición de esta tecnología subsume lo humano, relegándolo a ser dadores de datos, y consumidores de servicios, incluso seres cosificados, adictos al consumo de tecnología pre-fabricada. Impide las condiciones materiales necesarias para la apropiación y transformación, tanto subjetiva como colectivas, de las tecnologías y por lo tanto de sí mismos.
A su vez acelera problemas estructurales como la desigualdad social. Uno de los ejemplos es cómo la implementación de los avances tecnológicos en occidente acelero los tiempos de producción sin haber mejorado en lo más mínimo las condiciones laborales, ni los salarios de los trabajadores; es decir se acelera la concentración económica y la explotación. A su vez, se produce un reemplazo desordenado de las fuerzas de trabajo, llevando a mas desocupación y empobrecimiento.
Es la polis, la política, la tecno política, entendida como construcciones colectivas de marcos de posibilidad en donde se desarrolle una ontología cognitiva al servicio de los seres humanos en comunidad. Es decir, reubicar a la tecnología dentro de problemas éticos y políticos permite generar las condiciones sociales del empoderamiento subjetivo necesario frente a este salto cognitivo, permitiendo una redistribución de la situación actual de hiper concentración tecnológica anglosajona.
.* Verónica Sforzin es Dra. en Comunicación y Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Docente Titular e investigadora de la misma universidad. Investigadora del CIEPE – CLACSO. Autora del libro: “Geopolítica de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Un análisis desde América Latina y el Caribe” y “Ética, Poder y Tecnologías. Redes sociales e inteligencia artificial desde el sur global” libro ganador del premio Ensayo Pensar Nuestra América con Categorías Propias (de la Editorial CICCUS).
Bibliografía utilizada:
Colombo, S. y de Angelis, I. (2021). «La República Popular China y Estados Unidos: revolución científico-tecnológica y disputa tecnológica en el siglo XXI». Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, Nueva Época, Año LXVI, núm. 243, septiembre-diciembre de 2021, pp. 163-189.
Papa Francisco (14 de junio de 2024). Discurso del Papa Francisco en la sesión del G7 sobre Inteligencia Artificial, Apulia, Italia.
Schulz, S. (2021). “El nuevo concepto de desarrollo de Xi Jinping”. Cuadernos de China (12). Asociación Venezolana de Estudios sobre China (AVECH-ULA), Venezuela.
Schulz, S. ., & Sforzin, V. . (2023). China y la ética de la “prosperidad común” en la inteligencia artificial. Question/Cuestión, 3(76), e855. https://doi.org/10.24215/16696581e855
Sforzin (2023). Ética, poder y tecnologías.Redes sociales e inteligencia artificial desde el Sur global. Editorial CICCUS. Argentina.
Sforzin, V. (2023). “Nuevas subjetividades en el capitalismo de la vigilancia. De Marx a Zuboff, acerca de la apropiación de la producción social de subjetividades”. Question/Cuestión, 3(76), e850. https://doi. org/10.24215/16696581e850
Xi Jinping (2022). Sostener en alto la gran bandera del socialismo con características chinas y luchar en unidad para construir un país socialista moderno en todos los aspectos. Informe al XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China. Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China.