Oscar Niss *
En el Ciberespacio se plantea nuevamente un escenario que remite a la historia de las naciones: se trazan líneas sobre un territorio, se pretenden soberanas y se empieza a defenderlas, o no. Esta idea resume la decisión que están tomando los Estados en el escenario actual, donde hizo aparición un nuevo ambiente de interacción social referenciado en el significante Ciberespacio.
Es interesante recordar que tal definición proviene de la literatura de Ciencia Ficción, en particular en obras del autor William Gibson, que luego encontró anclaje en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Pero, a diferencia de lo imaginado por Gibson, un ambiente enteramente simbólico a la postre, el de la realidad, el que usamos a diario tiene un enorme componente físico, palpable, amortizable en los balances.
Ese componente físico, está conformado esencialmente por un conjunto de redes de comunicación y grandes centros de datos. Adicionalmente también por el conjunto de dispositivos que se conectan a él, computadoras, celulares, dispositivos del Internet de las Cosas (IoT), y otros. En ese escenario, Internet se constituye como la principal troncal de comunicaciones del Ciberespacio, que une sus partes y que contrariamente a lo promulgado, es decir, a una red libre, accesible, global, hoy se presenta como un nuevo factor de poder, y como tal, como nuevo escenario de conflictos, incluso armados.
¿Por qué ocurre eso? Porque el Ciberespacio es utilizado hoy por múltiples actores sociales vinculados al comercio, comunidad educativa, industria, entretenimiento y gobierno. En este último caso hay que poner en consideración que se lo utiliza para la administración del Estado, para la comunicación con la sociedad, para lo que se denomina gobierno digital – todos los trámites que se realizan a distancia – e incluso para seguridad y defensa.
Hay además otro conjunto sumamente sensible, interactuando en el Ciberespacio, que es el de las denominadas Infraestructuras Críticas y también Servicios Esenciales, que son por ejemplo las plantas generadoras de Energía, su distribución, las compañías de comunicaciones, la administración de los Hospitales, las tecnologías de la operación (OT) y otros tantos sectores más definidos como críticos[1].
Si imaginamos entonces, la idea de un trazado de líneas fronterizas sobre un espacio que posee esa inagotable fuente de recursos, es fácil suponer que su dominio es de un enorme interés geopolítico, y por ende harto tensionado. Eso es hoy el Ciberespacio.
La gran mayoría de los documentos oficiales así lo entienden, la 2da Estrategia Nacional de Ciberseguridad en Argentina expresa que “el ciberespacio exhibe dificultades relacionadas con la atribución de responsabilidad, las vulnerabilidades de las infraestructuras críticas de información, las grandes asimetrías que se manifiestan entre los países a partir de la globalización y las cuestiones vinculadas con el ejercicio de la soberanía, entre otras. En ese sentido, el ciberespacio representa un dominio soportado por infraestructuras físicas y sistemas de comunicación sobre el cual resulta desafiante, pero no por ello menos necesario, el ejercicio de la soberanía”[2].
….su dominio es de un enorme interés geopolítico, y por ende harto tensionado. Eso es hoy el Ciberespacio
Si revisamos en el orden internacional, la mayoría de las naciones entienden también que el Ciberespacio atañe al quehacer de los gobiernos y al deber ser de los Estados, tanto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conformó un grupo especial de estudio, conformado por todos los miembros de la organización, que publicó en uno de sus primeros informes que “el Grupo [de Expertos Gubernamentales] reafirma las evaluaciones y recomendaciones sobre el derecho internacional de los informes de los anteriores Grupos de Expertos Gubernamentales, en particular que el derecho internacional, y en particular la Carta de las Naciones Unidas, es aplicable y esencial para mantener la paz y la estabilidad y para promover un entorno de TIC abierto, seguro, estable, accesible y pacífico.” (ONU, 2021)[3].
La declaración refleja lo expresado en el Artículo 1 de la Carta – téngase presente que la Carta de Naciones Unidas, esencialmente viene a hablar del respeto de la Soberanía -, que en su Artículo 2 reafirma que la organización está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros. Por lo tanto, si la Carta aplica al Ciberespacio, éste es alcanzado por los atributos soberanos de las naciones.
¿Por qué entonces necesitamos poder administrar un Ciberespacio de Interés Nacional?
Dicho lo anterior podemos intuir por qué es necesario asegurar el Ciberespacio desde el interés del Estado. Pero podemos ahondar aun más en la cuestión.
En ese sentido, los conflictos armados, los desastres naturales, las pandemias, los intereses en el control de la información – véase la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA)[4] – hace que para los Estados sea insoslayable la necesidad de administrar una cuota protegida de ese espacio. Algunas naciones ya lo han previsto y tomaron medidas al respecto, incluso la comunidad internacional experta en la materia, habla que vamos hacia una Internet fragmentada e interoperable. Esto significa una serie de islas, cada una autónoma, pero interactuando con las otras, esto es: interoperable.
Estando claro entonces el problema y salvada las cuestiones legales del Derecho Internacional Público, que observa los aspectos soberanos del Ciberespacio – aunque aun se encuentra debatiendo la forma de aplicación – debemos abordar la problemática tecnológica que nos somete a la dependencia y con ello a un peligroso estado de falta de autonomía de las naciones para la protección de sus servicios esenciales e Infraestructuras Críticas.
Sólo como ejemplo, consideremos el despliegue de Fibra Óptica que comunica al mundo y por el que circula más del 90% de la información de Internet: desde el hemisferio Sur, salimos por un conjunto de cables operados por privados y desde unos pocas localizaciones físicas, en el caso de Argentina desde la localidad de Las Toninas, al sur de la Provincia de Buenos Aires. Es clara la dependencia.
En esa misma situación se encuentra la tecnología que administra las redes de comunicación, tanto en materia de Hardware como de Software, absoluta dependencia. Por supuesto que las grandes corporaciones que las desarrollan imponen sus productos y servicios, pero vale el esfuerzo interponer y desplegar en medio, tecnología que podamos controlar: según la RAE verbo transitivo “ejercer el control sobre alguien o algo”; Control “comprobación, inspección, fiscalización, intervención”. Como puede observarse, es necesario entonces el control para poder administrar una adecuada protección de la cuota de Ciberespacio donde se alojen los servicios esenciales para la sociedad.
Por supuesto, que mejor aún es desarrollar y apoyarse en tecnología propia, y eso es posible porque nuestro país tiene las capacidades para ello: una gran cantidad de Universidades con carreras de terminalidad informática; empresas líderes como INVAP, ARSAT y otras tantas del sector privado; una red troncal de comunicaciones como la Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO) que nació en 2010 como parte del plan “Argentina Conectada” llevado a cabo en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y que fue lanzado vía decreto 1552/2010, teniendo al día de hoy 32.804 kilómetros de fibra iluminada y 1.129 Localidades conectadas; además un Datacenter estatal desarrollado sobre 4500 m2 totales, que contiene cuatro salas de 365 m2 y una sala de máxima seguridad de 150 m2, lo que permite escalabilidad y modularidad de los espacios de procesamiento; en materia de Defensa tenemos la Red de Fibra Óptica de la Defensa, más de 30 Kmts de tendido para el sistema de Defensa Nacional, obra iniciada en 2021 durante la gestión de Agustín Rossi como Ministro de Defensa.
Así, con un despliegue de redes de comunicación, centros de datos y satélites cuya dependencia de otro Estado o Región sea nula o mínima sería posible aspirar a una mayor disponibilidad y defensa de esa cuota a la que llamamos CIBERESPACIO DE INTERÉS NACIONAL para el funcionamiento y protección de los activos esenciales y de las Infraestructuras Críticas, necesarias para la sociedad en su conjunto y el que hacer de los gobiernos.
Un CIBERESPACIO DE INTERÉS NACIONAL que requiere de decisión política, normativas, tecnologías y recursos humanos capacitados.
*Oscar Niss es Licenciado en Administración Pública, maestrando en Derecho Internacional y fue Subsecretario de Ciberdefensa en Argentina (2019-2023)
[1] Las Infraestructuras Críticas son aquellas que resultan indispensables para el adecuado funcionamiento de los servicios esenciales de la sociedad, la salud, la seguridad, la defensa, el bienestar social, la economía y el funcionamiento efectivo del Estado, cuya destrucción o perturbación, total o parcial, los afecte y/o impacte significativamente. Las Infraestructuras Críticas de Información son las tecnologías de información, operación y comunicación, así como la información asociada, que resultan vitales para el funcionamiento o la seguridad de las Infraestructuras Críticas.
[2] https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/293377/20230904
[3] ONU. (2021). Informe de las Naciones Unidas A/76/135.
[4] EN 2024 se «Reforma de la Ley de Inteligencia y Seguridad en América», que extiende y modifica un título de la Ley para la Vigilancia de la Inteligencia Extranjera (FISA), que permite al Gobierno de EEUU recopilar sin autorización comunicaciones de extranjeros — incluidas conversaciones que pudieran mantener con ciudadanos estadounidenses — para recabar información de inteligencia, fue prorrogada dos años más