Por Oscar Niss *
A su lado se hallaba una figura que tenía poder sobre él, e, incluso a esa hora de la noche, Jekyll no tenía más remedio que levantarse y obedecer su mandato.
De El extraño caso del Dr. Jekyll y el Mr. Hyde
La novela referida en el epígrafe trata sobre la lucha entre el bien y el mal. Un mal que habita entre nosotros, dentro de nosotros y que no queremos que salga a la luz. Tenemos miedo de él, pero lo deseamos porque ello nos permitirá hacer cosas que de otra manera no podríamos. Y le tenemos miedo porque una vez que se despierte pueda que ya no lo podamos controlar[1]. Quizá X, para poner en una sola de esas plataformas cross a los Estados, a la suma de las tecnologías que hoy dominan parte del día a día de la sociedad, se asemeje a la moraleja de la novela de Robert Louis Stevenson.
Por estos días, se ha intensificado el conflicto entre el Estado brasileño y la red social X, anteriormente Twitter. El pico llegó cuando en agosto, el Tribunal Supremo de Brasil, bajo la dirección del juez Alexandre de Moraes, ordenó la suspensión de la plataforma debido a su papel en la difusión de desinformación y su negativa a nombrar un representante legal en el país. Este conflicto también involucra sanciones a la empresa Starlink del mismo Elon Musk, lo que ha generado tensiones políticas y sociales en Brasil, con protestas y debates sobre la libertad de expresión y soberanía nacional.
UN POCO DE HISTORIA
La red social X, en su concepción inicial, estaba destinada a ser una plataforma de libre expresión, un lugar donde las personas pudieran compartir ideas y conectarse de manera espontánea y abierta, al menos en la visión publicada por Jack Dorsey, Noah Glass, Biz Stone y Evan Williams, responsables originales de la red social del pajarito azul, una idea que nacía dentro de la compañía llamada Odeo.
El objetivo de Odeo era realizar servicios de podcasting, pero fracasó debido a la popularización de iTunes por parte de Apple en el mercado. Los socios se vieron obligados a abandonar esa idea y estudiar el desarrollo de una plataforma alternativa. De esa forma, en 2006 nace un site de microblogging interno para los empleados de Odeo. Por su parte Jack Dorsey, se encontraba manejando la idea de crear una web de SMS en tiempo real, por lo que se acercó a Odeo para crear un prototipo de lo que posteriormente sería Twitter[2]. Para 2015 la plataforma de microblogging ya se encontraba consolidada como una de las grandes redes sociales en Internet, al nivel de Facebook, Instagram o actualmente TikTok.
Pocos años pasaron para que la red social Twitter, comenzará a transformarse en su propio Mr. Hyde, donde el anonimato, la desinformación, y los discursos de odio florecieron, desatando problemas sociales difíciles de controlar. En ese sentido, las plataformas digitales como X ofrecen tanto espacios constructivos como destructivos, una clara representación de la dualidad aludida previamente.
Como señaló The New York Times, las redes sociales temían ser culpadas de arruinar las elecciones estadounidenses, como ocurrió en 2016. Twitter por su parte introdujo más moderadores y aumentó la vigilancia humana en los temas del momento en los meses previos a las elecciones, además prohibió los anuncios políticos y añadió una función que informaba sobre la información falsa.
Pero, tras el asalto al capitolio el 6 de enero de 2021, y el posterior cierre de la cuenta de Twitter de Donald Trump y el cierre de más de 70.000 cuentas vinculadas a QAnon[3], las opiniones se dividieron entre los usuarios que aplaudieron la acción, pues los mensajes del ex presidente habían fomentado el violento ataque al símbolo de la democracia americana, mientras que otros acusaron el acto de censura. Como señaló la BBC, el ministro de Salud de Reino Unido, Matt Hancock, señaló que esta acción presentaba el riesgo de que las plataformas tecnológicas “decidan quién debe y quién no debe tener voz”.
Así, Twitter, al igual que la pócima del Dr. Jekyll, esta vez aportando la suma de 44.000 millones de dólares se convirtió en la red de Mr. Musk, la plataforma donde hoy proliferan las campañas de desinformación, manipulación política y, quizá lo peor, el Ciberacoso. Desbordando probablemente la capacidad de los gobiernos para controlar su influencia.
Algunas naciones están comenzando a ocuparse del tema, con el consabido debate sobre libertad de expresión y avasallamiento de cuestiones soberanas. Tanto Rusia como China aplican una estricta regulación o control sobre X, pero mientras Rusia sigue permitiendo el acceso limitado con supervisión estatal y sanciones, China bloquea completamente la plataforma para sus ciudadanos.
En Argentina, recientemente, la facultad de Derecho de la UBA fue la sede de presentación de un informe inédito en el rubro llamado “Ciberacoso a periodistas mujeres: la tecnocensura” que contextualiza los ataques a periodistas mujeres vía redes sociales y reclama al Estado y a las empresas de medios medidas urgentes para parar la espiral de violencia.
En ese contexto plantean que “la relación de las campañas de trolling y el periodismo es estratégica porque representa el campo difusor de los temas de actualidad: es blanco de los ataques para forzar la agenda de la conversación social”. La red social que identifican como más agresiva es X -ex twitter- y encuentran como explicación que es la red donde se disputa el control de la conversación política.
EL CASO BRASIL
En el contexto de los Estados, las redes sociales han generado inéditos desafíos, ya que los gobiernos buscan regular o contener el impacto de estas plataformas en las democracias, la privacidad, la seguridad nacional y aun la defensa nacional. La problemática surge en la prevalencia de los Estados, por sobre las empresas a la hora de velar por esos aspectos del quehacer nacional.
Cómo hacer valer la soberanía cuando la acción transfronteriza, que puede violar el estado de derecho de las naciones, proviene de un perímetro difícil de definir, o que aún no está definido. Según diversas resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas, “las obligaciones existentes en virtud del derecho internacional son aplicables al uso de las TIC y de los Estados y el Estado debe cumplir con sus obligaciones de respetar y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales”[4]. Por lo que ese poder de policía de los Estados estaría consensuado para aplicarse en el ambiente Cibernético.
Este nuevo ambiente, se presenta como estrictamente virtual, sobre todo desde el interés de las empresas Crosses States, que son quienes trazan la hoja de ruta a partir de los nuevos modelos de negocio. X, Meta, Google, Amazon, por nombrar algunos de los grandes jugadores, son a quienes Blanco Alvarado (2013) señalaba cuando sugería que “con el surgimiento de los fenómenos globalizantes y la implantación de un orden económico sin fronteras, la capacidad de decisión del Estado se ve disminuida o limitada por actores que le moldean y le obligan a debatirse entre adaptarse o aislarse”. Es claro que los actores económicos tensionan la relación y la autoridad de las naciones.
Esto se vió claramente desde la adquisición de Twitter por parte de Mr. Musk, la injerencia de la red en las cuestiones políticas internas de cada nación creció al ritmo de la disrupción de outsiders en la política, o mejor aún de la voracidad de sus intereses. El caso con Brasil es además de extraño, por singular, el que puede marcar un paradigma en la aplicación del derecho internacional.
LOS HECHOS
El 6 de abril de 2024, la empresa de Mr. Musk informó que se había visto obligada, por decisiones judiciales, a bloquear cuentas populares en Brasil. Según la empresa, no conocían los motivos de las órdenes ni las publicaciones que violaban la ley, y estaban prohibidos de revelar qué tribunal o juez emitió las órdenes o qué cuentas fueron afectadas, bajo la amenaza de multas diarias si no cumplían. Además, la empresa expresó su desacuerdo con las órdenes, considerándolas incompatibles con el Marco Civil de Internet y la Constitución de Brasil, y que las impugnaban legalmente cuando era posible. También destacó la importancia de los derechos a la libertad de expresión, el debido proceso y la transparencia para el pueblo brasileño.
El 7 de abril, el juez Alexandre de Moraes incluyó a Mr. Musk en una investigación criminal relacionada con milicias digitales y ordenó que la red X (antes Twitter) no desobedeciera ninguna orden judicial, incluyendo reactivaciones de perfiles previamente bloqueados, bajo la amenaza de multas de 100 mil reales por perfil si incumplían.
Mr. Musk respondió anunciando que publicaría detalles sobre las exigencias de Moraes, argumentando que violaban la ley brasileña(?). Además, criticó al juez, acusándolo de traicionar la constitución y al pueblo de Brasil, sugiriendo que debería dimitir o ser recusado. Claro está, las asesorías judiciales de Mr. Musk, le popusieron erigirse en juez de la justicia de un país soberano.
Menos de 24 horas después, el 8 de abril, Mr. Musk publicó en redes sociales que el juez también había amenazado con encarcelar a su personal. Ante esto, Mr. Musk sugirió que podría cerrar la sede de X en Brasil, considerando que la acción de De Moraes era excesiva y un acto de «censura».
El 17 de agosto, X anunció el cierre de su oficina en Brasil, lo que violaba la legislación local, ya que las plataformas de redes sociales deben contar con un representante legal en el país para operar. El 28 de agosto, De Moraes citó a Musk a través de la propia plataforma X, exigiendo que en un plazo de 24 horas designara un nuevo representante de la empresa en Brasil. En respuesta, Musk llenó sus redes con memes y chistes sobre el juez, algunos generados con inteligencia artificial.
Dos días despues, el 30 de agosto, De Moraes ordenó la suspensión de X en Brasil debido a la falta de un representante legal en el país. El 31 de agosto, la plataforma fue restringida en territorio brasileño. La decisión ordena a la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y a empresas como Apple, Google, proveedores de internet y operadores de telefonía como Claro, Tim y Oi a tomar medidas para bloquear el acceso a la aplicación X en Brasil. Como resultado, los usuarios no pueden acceder a la plataforma desde dispositivos con una dirección IP en Brasil. Como contraofensiva, la red sugirió a los usuarios que podrían seguir utilizando la red enmascarando la IP de Brasil, accediendo a través de una VPN (Red Privada Virtual), y accediendo desde otro país. Sin duda operatoria que complica al usuario final. Mr Musk ofreció a los usuarios seguir accediendo a la red a través de su empresa Starlink, su servicio de internet satelital.
Pero posteriormente, el 6 de setiembre, su empresa Starlink, ha dicho que acatará la disposición que lo obliga a impedir el acceso a X en Brasil. La empresa se había negado a cumplir el dictamen, luego del bloqueo de sus propiedades financieras en el país. Esta decisión marca el primer retroceso del magnate sudafricano, donde el Estado parece poder ejercer su soberanía, haciendo acatar las leyes de ese país.
En medio de la confrontación, un grupo internacional de intelectuales y economistas publica una carta abierta titulada “Necesitamos reclamar nuestra soberanía digital”, donde denuncian presiones de las tecnológicas sobre Brasil. Explican allí que sienten una “profunda preocupación por los continuos ataques de las grandes tecnológicas y sus aliados a la soberanía digital de Brasil. La disputa de Brasil con Elon Musk es solo el último ejemplo de un esfuerzo más amplio por restringir la capacidad de las naciones soberanas para definir una agenda de desarrollo digital libre del control de las megacorporaciones con sede en Estados Unidos”.
Tengamos en cuenta que estos grandes jugadores transnacionales, tienen activos más importantes que el PBI de muchos de los países donde operan, y por otro lado centralizan la mayoría de sus transacciones en paraísos fiscales, escapando, de responsabilidades y obligaciones. No hablemos ya de pensar en el entorno social en el cual sus usuarios debieran desarrollarse.
El derrotero de la disputa legal continúa cuando el 24 de setiembre Mr. Musk termina de ceder ante la soberanía brasilera con una durísima derrota, que además golpea en el corazón de las estrategias digitales de los troll center. X deberá, finalmente, brindar información de las cuentas que formaron parte de la campaña de desprestigio contra el sistema electoral brasileño y el intento de golpe de Estado, que incluyó el asalto al Palacio del Planalto y el Congreso brasileño, su jefe de estrategia digital Fernando Cerimedo está en el centro de esta investigación.
Además de ahora en Brasil, Mr. Musk ya tuvo que ceder en otros países, como India y Turquía donde su red social acató las órdenes de censurar determinadas publicaciones. También Australia y Europa siguen con atención estás acciones judiciales.
CONCLUSIÓN
En la célebre novela corta de Robert Louis Stevenson, el Dr. Jekyll está asustado por el hecho de que Mr. Hyde apareció en el transcurso de la noche, sin la necesidad de la poción. Siente que necesita elegir, por lo que reprimió a Hyde. Cuando finalmente se rinde y lo despierta de nuevo, Hyde se ha convertido en un monstruo incontrolable.
Quizá casos como el de Brasil contra Mr.Musk, apure el debate que se da en la Organización de las Naciones Unidas sobre la soberanía en el Ciberespacio, teorizada por el Grupo de Trabajo de Composición Abierta para la Paz y Seguridad en el uso de las TIC, quizá encuentre en casos como estos una vía de aplicación práctica que acumule jurisprudencia, derecho consuetudinario y que pueda ir construyendo doctrina aplicable al derecho de los Estados en este nuevo ambiente de desarrollo de la sociedad, antes que se convierta en un monstruo incontrolable.
* Oscar Niss es Licenciado en Administración Pública, maestrando en Derecho Internacional y fue Subsecretario de Ciberdefensa en Argentina (2019-2023)
[1] Del blog de animación a la lectura de la Universidad Politécnica de Madrid.
[2] Historia completa en https://www.icesi.edu.co/marketingzone/esta-es-la-historia-de-twitter-la-app-que-revoluciono-la-comunicacion-en-140-caracteres/
[3] https://chequeado.com/hilando-fino/que-es-qanon-y-como-comenzo-este-movimiento/
[4] https://disarmament.unoda.org/es/los-avances-en-la-informatizacion-y-las-telecomunicaciones-en-el-contexto-de-la-seguridad-internacional/